Aprender el arte de delegar y pedir ayuda
¿Eres de las que les cuesta horrores delegar o pedir ayuda? Son dos cosas totalmente opuestas pero cuando eres una control freak podemos meterlas en el mismo cajón.
Pedir ayuda
Es admitir que no puedes, que no sabes o que se te come la tarea. Es admitir que tu super productividad ha explotado por los aires y que estás en un pozo. Y el peligro de pedir ayuda es llegar a cogerle el vicio y a la mínima de cambio ya ni piensas, solo te dedicas a lanzara preguntas para que la gente te responda. No hay que cruzar la frontera.
No confundas pedir ayuda por aprovecharte. Hay mucha gente se apalanca en la idea de que ‘no saben’ para pedir ayuda en cosas tan obvias que al que te va a ayudar se le termina la paciencia. Por ejemplo: en lugar de buscar tú esos documentos prefieres hacer una nota de voz y que alguien te los pase; en lugar de dedicar 1 hora a aprender, que te lo expliquen por audio así vas más rápido; o en lugar de leerte el libro, que te lo den subrayado así vas más al punto.
No lo hagas. Provocarás por la falta de interés que la gente no quiera ayudarte más. Una cosa es querer ayudar y la otra ser una secretaria.
Delegar
Igual de difícil para los control freaks que el anterior porque te arriesgas a que no te guste el resultado (me estoy riendo a tope por dentro mientras escribo esto). Para mí es la mayor resistencia siempre.
Posiblemente a ti también te suele pasar en varias ocasiones cuando por ejemplo pides en casa que alguien te ayude a hacer algo y al final acabas descartándolo directamente tú porque ‘‘total al final acabaré haciéndolo yo otra vez porque estará mal hecho’’. Y claro, nos quejamos del ‘‘todo lo hago yo’’. Bendito bucle.
Y delegar es otra arma de doble filo. Cuando le coges el gusto luego ya no haces nada pero estás rompiendo la agenda del otro con tus imprevistos, tus consultas, tareas, etc. Y la persona en la que delegas no puede hacer nada más que arreglar tus cosas.
Básicamente se remite todo en saber ordenarse la agenda. Leía sobre esto anoche de la mano de Raimon Samsó. Establecer prioridades, saber qué tienes que hacer, sistematizar tu día, tus tareas, tu rol es un arte que tienes que dominar para poder tener vida personal, profesional y familiar.
Y otro punto importante es que cuando tú tienes clara tu agenda, tus prioridades y tus roles no te dejas amedrentar ni sabotear la agenda porque sabes decir que no a aquello que no está en tu lista de prioridades.
Parece fácil pero no lo es. Creo que es lo más difícil de nuestro día a día como emprendedoras, líderes de equipo, esposas, madres y mil sombreros más que llevamos todos los días.
¿Cómo estableces límites?, ¿eres una ninja delegando o pidiendo ayuda o eres de las que lo hace todo ella para que salga todo bien siempre?
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