¿Sabes esos días en los que te levantas y el pantalón no te aprieta, tienes la piel luminosa y resplandeciente y el pelo decide estar de cine como salido de la pelu?
¿Y aquellos otros días en los que, al contrario, te levantas hinchada, con un grano enorme en la frente, el pelo no hay quien lo peine y tan solo levante… ya estás girada?
Espero que no me pase a mi solamente.
El autocuidado es esencial para desarrollar una autoestima sólida y poderosa.
Al dedicar tiempo y atención a nuetro bienestar físico, emocional y mental vamos por la vida más emporderadasa y nos sentimos imparables para enfrentar los desafíos de la vida con confianza.
Hace tres años trabajaba de sol a sol en mi negocio. Sí, emprendí para ser libre y al final acabé cavando mi tumba. A mucha gente le pasa cuando abren su tienda de ropa y trabajan de lunes a domingo non stop, dueñas de farmacias con unos líos con el personal tremendos, Community managers esclavas de sus clientes día, noche y fiestas de guardar…
Yo, a pesar de ser emprendedora durante más de 10 años, no fui ni un solo día al gimnasio, ni tenía tiempo para cuidarme, ni me di un solo masaje que no fuera por trabajo (antes hacía reportajes para lugares de Barcelona que publicaba en mi blog).
¿Qué me impedía hacerlo? Primero, la culpa que me suponía salir de mi propio despacho para irme por ahí a ‘‘perder el tiempo’’ y no estar ejecutando, ejecutando y ejecutando. Segundo, por no sentirme merecedora. De eso ya hablaremos en otro email. Y tercero, por priorizar ese presupuesto para otras partidas familiares (y morirme de rabia cuando veía que el dinero se terminaba por gastar comprando tonterías en el bazar, en el kiosko o en tonterías).
Hasta que cambie el chip
Resulta que me pasé los 3 meses del confinamiento encerrada en un piso del Eixample, con un negocio local y de eventos presenciales en stand-by, dos niñas de menos de 3 años y una plataforma de negocio de una marca de belleza y bienestar en la pantalla que me estuve estudiando del derecho y del revés todas las mañanas durante tres meses.
Y me di cuenta de un tema importantísimo. Como mamá estresada, sin tiempo y workaholic el cuidarme a mi misma empezó a cambiarme el chip.
Todo iba mejor, sonreía más, el pantalón no me apretaba, la gente me decía que hacía buena cara a pesar de lasa circunstancias… Y con tal subidón podía mostrar mi mejor versión en casa, a mis clientas del pasado Club Barcelonette y a mis clientas nuevas que querían seguir mis pasos y cuidarse igual que lo hacía yo.
Y me enganché. Y decidí cambiar de vida hábito tras hábito. Y me reinventé para hacer de mi negocio mi cuidado personal como muchísimas otras personas que me habías estado estudiando durante el confinamiento para saber cómo lo hacían.
No me levanté un día habiéndome convertido en una super genio del wellness. Qué va. Ni mucho menos: Empecé lavándome la cara con la Lumispa 2 minutos. Y me cambió la cara. Un mes después incorporé la galvánica 2 noches a la semana. Y desapareció mi mega mancha (cloasma) de la frente que tanto me acomplejaba. Y al cabo de 6 meses empecé el TR90 y perdí 10 cm de cintura y pasé a estar finita finita…
Ahora, tres años después, estoy con el proyecto ‘‘pelazo’’ con el Beauty Focus Collagen+ para que uñas y pelo me crezcan fuertes y no tenga que recurrir al Shellac nunca más. Ya ves, para mi belleza natural se trata de eso: de ir a cara lavada, con la melena al viento, con pestañas xxl pero naturales y las uñas perfectas y sin añadidos más allá del tradicional esmalte que me puedo hacer en casa.
Obviamente sigo teniendo días hinchada como un globo, despeinada y con granos. Pero el objetivo es ir haciendo cambios día a día y partido a partido para aquellos en los que te ves como la Bundchen y te sientes imparable sean casi todos los días.
Cuéntame, ¿te ocurre lo mismo? Si quieres te ayudo a encontrar la forma de tener el hábito de cuidarte, paso a paso y día a día, sin abrumarte, sin arruinarte y con mucho mimo.